martes, 21 de noviembre de 2017

Oda a la avena

Después de probar los beneficios de la mascarilla de avena tenía ganas de utilizarla en una crema hidratante para la cara. Lo que suelo utilizar son aceites vegetales directamente sobre el rostro húmedo, pero tenía ganas de usar una crema natural.

Hace tiempo vi una receta de una a base de cera de abeja como emulsionante, así que me decidí a probar.

Para la fase acuosa infusioné avena, lino y caléndula en agua, y le añadí conservante alimentario (sino hay que guardarla en la nevera para que se mantenga, así que solo por la pereza de no ir a la cocina, sorbato y benzoato, bienvenidos sean). También le puse unas gotas de aroma natural de vainilla de madagascar. Preferiría aceites esenciales pero a mi cara parece ser que no le gustan.

Después, para la fase oleosa, calenté la cera de abejas junto con aceite de coco, aceite de pepita de uva y aceite de sésamo, con unas gotas de vitamina E para que los aceites no se enrancien.




Las proporciones de esta crema son estrictas si no quieres que se desfase, ya que el único emulsionante que estamos utilizando es la cera de abejas y al ser natural tiende a ser más inestable. Así que son un 50% agua 50% aceite.


Cuando ambas fases alcanzan alrededor de 40º se echa el agua sobre el aceite poco a poco mientras se bate. Cuando la mezcla ha alcanzado una textura parecida a la de la mayonesa se deja de batir y se envasa. Nada más y nada menos.


Como sobró infusión la envasé para utilizarla como leche limpiadora. La avena y el lino cuando se cuecen con agua caliente sueltan un tipo de fibra viscosa que se conoce como mucílago. Así la infusión quedó con una textura perfecta para arrrastrar la suciedad del rostro.  La contaminación o el mismo polvo del ambiente intoxican y taponan los poros de nuestra piel, así que con esta leche podemos limpiarla antes de echarnos la crema e irnos a dormir. También sirve como desmaquillante (aunque para quitar el rimmel yo utilizo un poco de aceite de coco en las pestañas antes).


Llevo unos días utilizándolas juntas, día y noche, y me parecen muy muy buenas. La crema resulta un poco aceitosa al principio, pero rápido se absorbe y te deja la piel jugosa. La limpiadora te deja la piel fresca y limpia (valga la redundancia).

Estoy empezando a enamorarme seriamente de la avena...










lunes, 20 de noviembre de 2017

Mascarilla facial de avena, miel y limón

Ayer tenía uno de estos días en los que te apetece quererte y dedicarte un poco de tiempo. Así que pensé en darme un buen baño caliente mientras dejaba reposar una  mascarilla rica que me dejase la piel suave y limpia.

Así que me hice una mascarilla de avena. La receta es super sencilla y las propiedades de sus ingredientes son interminables. Os comparto la receta y después os las cuento:

Imagen relacionada

Necesitamos:

- Granos de avena ( enteros o partidos, o incluso harina de avena)
- Miel
- Limón
- Agua o leche de avena

1º Calentamos un tercio de taza de agua o leche en un cazo a fuego medio y añadimos una cucharadita de miel y el juego de medio limón. 

2º Añadimos dos cucharadas de avena y removemos bien. Dejamos cocer unos minutos a fuego bajo.

3º Apagamos el fuego, tapamos la mezcla y la dejamos macerar

4º Cuando esté tibia, no fría, aplicamos en la piel limpia y dejamos actuar el tiempo que queramos, no menos de 10 minutos.

5º Retiramos con agua fría.

Vais a notar automáticamente su acción en la piel. La pasta que resulta es suave y untuosa, invita a masajear suavemente el rostro. Si además quereis que sea exfoliante podeis añadir otra cucharadita de granos de avena molidos una vez fría la mezcla, y podeis aplicarla con un suave masaje. Podemos utilizar esta mascarilla una o dos veces por semana para beneficiarnos de sus propiedades.

La avena es uno de los cereales más completos. Tiene la capacidad de limpiar y suavizar la piel absorbiendo la suciedad de los poros. También la repara, nutre e hidrata aportando minerales fibras y vitaminas. 

Además tiene un efecto calmante inmediato, ideal para casos de dermatitis, eccemas, irritación... 

La miel es sanadora, reparadora y antibacteriana. Siempre que tengo una herida me la trato con miel y es increíble como se recupera la piel en poco tiempo. Sus enzimas y vitaminas nutren y desintoxican la piel.  La dan vida literalmente. 

El limón protege la piel y la desinfecta, además de ser un reparador y antioxidante natural. Además es un excelente regulador natural de la grasa y eliminador de manchas leves.

Probadla y juzgad. Os hareis adictos a ella. Fácil y buena.

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